Etiopía y sus madres
- Cecilia
- 15 ene 2018
- 6 Min. de lectura

El pasado mes de diciembre me fui un par de semanas a Wukro (Etiopía) con la ONG Holystic Pro África con la idea de aportar nuestro granito de arena como matronas y ayudar y mejorar el trabajo que están haciendo en el hospital. En este post os relato mi experiencia personal para que conozcáis cómo nacen los niños en países con menos recursos.
Antes de empezar creo que es importante que os conozcáis cuál es la labor que hace Holystic Pro África en Etiopía. Desde hace más de seis años tratan a niños con discapacidades que quedan un poco relegados de la asistencia sanitaria ya que no poseen los medios suficientes para atenderles. Hoy tienen ya una clínica de Fisioterapia propia y dos fisioterapeutas locales formados que son los encargados de mantener la continuidad de la atención a estos niños, ayudados por voluntarios españoles que colaboran.
Una de las principales causas que llevan a los niños a ser tratados en la clínica de la ONG son las patologías que sufren derivadas de los partos y ese es el motivo que nos llevó hasta allí. Acompañada de dos compañeras enfermeras -una de ellas, como yo, con la especialidad de Ginecología y Obstetricia-, estuvimos investigando la manera de ayudar a reducir esas patologías que afectan a los niños durante el parto, intentando reducir así el número de niños con problemas.
Las matronas etíopes son grandes profesionales pero hay carencias de medios

Tratar de explicar lo que una siente allí, o las cosas que vive es realmente difícil porque son muy intensas y especiales, pero voy a intentar transmitíroslo de la mejor manera posible.
De las primeras emociones que sentimos fue de SORPRESA, y os preguntareis por qué. Con el trato que mantuvimos con las matronas locales del Hospital de Wukro nos dimos cuenta que estábamos ante grandes profesionales. No es que esperásemos poco de ellas pero lo que vimos superaba con creces lo que en un principio imaginábamos que íbamos a encontrar, hasta el punto de pensar, que a lo mejor eran ellas las que nos tenían que enseñar a nosotras. Estaban preparadas para todo: hacían partos de nalgas, ventosas, legrados, ecografías, trataban el virus del papiloma humano entre otras muchas cosas. Y todo con la mitad de medios de los que disponemos nosotros.
Durante esas dos semanas que estuvimos visitando el hospital tuvimos tiempo de conversar con ellas y ver su manera de trabajar. Allí es donde nos dimos cuenta de que a pesar de su profesionalidad eran muchas las carencias que tenían, sobre todo de material.

Por ejemplo, en el hospital de Wukro no disponen de pinzas de cordón y atan los cordones con un lazo como se hacía aquí en España hace unos años. El principal problema es que esa manera de clampar el cordón no es del todo segura y puede dar lugar a algún sangrado innecesario -en la foto de la derecha se pueden ver en un cordón las dos maneras de clamparlo-.
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Todavía más importante es la manera de escuchar al bebé. Allí solo dispones del estetoscopo de Pinard. Es un aparato que permite escuchar al bebe, pero depende de que posiciones adopte la mujer y sobre todo del momento del parto. Imaginaros a una mujer pariendo, que allí además las mujeres no saben ni lo que es la epidural y están resoplando, gritando, moviéndose…, y esas son las condiciones con las que tienes que escuchar al bebé, convirtiéndose en una empresa difícil. Sobre todo, llama la atención porque existen aparatos que por tan solo 50 euros ayudan a escuchar al bebé de una manera más eficaz y que te dan incluso la frecuencia cardíaca fetal de manera que no solo lo escuchas tú, sino todo el mundo que esté a tu lado -incluso la propia madre-.
Para terminar la parte de qué aspectos se pueden mejorar es que no disponen de ginecólogo, de ahí que las matronas sean las responsables de tantos aspectos y técnicas. Pero por mucho que ellas sepan, hay cosas de las que no se pueden encargar, y cuando un bebé o una madre están realmente mal y hay que terminar con el parto, los tiempos para realizar una cesárea son prolongados, lo que puede acarrear muchos problemas.
No sabemos muy bien por qué pero allí no paren acompañadas, en el momento del parto solo están con los profesionales. Quizá es algo cultural por lo que no está permitido que pasen los hombres, pero tampoco pasan los familiares femeninos. Los acompañantes es un factor que creo que ayuda mucho en el parto y aporta tranquilidad a la parturienta, y sería otros de los aspectos a estudiar e intentar implantar sin poner en conflicto sus costumbres.
Conclusiones del viaje y cómo ponerse manos a la obra
Después de lo expuesto, vosotros también os daréis cuenta de lo afortunados que nos podemos considerar de vivir donde vivimos. Aquí las tasas de complicaciones y problemas son muy bajas en comparación con Etiopía, y si esos problemas surgiesen las posibilidades de curarse o mejorar la situación inicial son mucho mayores.
Al fin y al cabo todas somos mujeres y los partos allí y aquí son iguales en cualquier sitio. El modo de coger el bebé en brazos, de susurrar dulces palabras a su oído… Ante todo somos MADRES y MUJERES. Eso sí, puedo decir que allí se enfrentan al parto sin epidural y son todas unas valientes, se escuchan muchos menos gritos que aquí, están preparadas y saben a lo que se enfrentan. De eso si podíamos aprender de ellas.
No se me olvidara ese parto que nos permitieron ver, en el que solo nos podíamos comunicar con la madre mediante gestos y miradas, porque la mujer no hablaba nada de inglés, solo tigriña (el idioma autóctono de allí) y a pesar de ello hubo complicidad entre nosotras y al acabar el parto nos chocó la mano. Es sorprendente la capacidad de poder comunicarte con ellas sin palabras y basta tan solo que les tomes las manos y las reconfortes con una mirada, que ya para ellas eres alguien cercano y si te vuelven a ver te reciben con una sonrisa. Así que imaginaros qué experiencias más bonitas hemos vivido.
Y esto es solo el inicio del proyecto. No es que queramos cambiar su forma de trabajar pero pensamos que con pequeñas aportaciones se pueden hacer grandes cambios. Así que de esta visita surgen tres líneas de colaboración:
- Formación. Impartiendo cursos que puedan ser importantes para ellas. Por ejemplo, de reanimación neonatal ya que son ellas las encargadas también de asistir a los recién nacidos.
- Voluntariado. Es una de las líneas que más me gustan ya que será una vía de aprendizaje mutuo. Ellas nos enseñaran a nosotras y nosotras seguro que aportaremos conocimientos y modos de hacer las cosas que puedan poner en práctica mejorando la atención dada.
- Material. Empezando por Sonicaid para escuchar mejor a esos bebés.
Este es el inicio de un gran proyecto así que os iré informando de las mejoras que vayamos consiguiendo. Porque como reza el eslogan de Holystic Pro África: “juntos somos más”.

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